martes, 30 de diciembre de 2014

Resolución para el nuevo año: Conocer a Cristo

Las personas raramente se sienten cómodas en su propia piel. Muchas de nosotras vivimos con profundas inseguridades que ocultamos cuidadosamente con una persona pública. La idea de permitir que la gente vea nuestro yo real nos da miedo porque tenemos demasiados defectos. Por lo tanto, el miedo nos detiene. Posteamos las imágenes más favorecedoras de nosotras mismas en Facebook y escondemos cuidadosamente todas las feas piezas de nuestra apariencia y personalidad.

La comparación es como una adicción. Una vez que empezamos, no podemos parar. Nos sentimos inseguras cuando nuestras amigas son más lindas, más educadas, o tienen mejores empleos y matrimonios. Nos enfrentamos a diario con imágenes de modelos y estrellas de cine, y nos sentimos indignas de comparación. Anhelamos distinguir algo en nosotras, algo que nos haga sobresalir, algo para darnos la sensación de que tenemos algo de valor.

Un nuevo año nos da la oportunidad de empezar de nuevo. La oportunidad de ser una mejor persona que la que fuimos el año anterior. Pero no es ningún secreto que la mayoría de las resoluciones no son cumplidas. Las buenas intenciones no pueden transformar una rana en un príncipe. Así que nuestra esperanza se derrumba antes de que termine enero.

Pero ¿qué pasaría si la resolución fuera encontrar satisfacción con quién realmente eres? ¿Y si pudieras desarraigar tu inseguridad y finalmente liberarte de ella?

Dos pecados son a menudo la raíz de la inseguridad:
1. El deseo de autoglorificación
2. El temor a las opiniones de la gente

Tal vez te sorprenda el pensar que el pecado causa inseguridad. Pero nuestro anhelo por atención nos pone en una posición vulnerable. Queremos gustarle a otros y que nos admiren, y lo queremos tanto que esto comienza a controlarnos. Y antes de que nos demos cuenta, nuestra confianza queda destrozada por la opinión humana.

En nuestra búsqueda de autoglorificación, empezamos a temer a la gente. Les damos derechos sobre nosotras que nunca debieron tener. Cuando nos definimos por las opiniones de los demás, actuamos como un payaso en la cuerda floja, siempre en un acto de equilibrio con nada sólido en que pararse.

Pero la Biblia pinta un panorama muy distinto de una mentalidad sana. Primera de Pedro 5:6 nos anima a humillarnos delante de Dios y confiar en Él para cuidar de nosotros. Por otro lado, Mateo 10:28 expone la insensatez de temer a los hombres más que a Dios. Una mentalidad bíblica contrasta marcadamente con las luchas de una persona insegura. Y tanto como nos gustaría negarlo, nos dejamos llevar por estos pecados demasiado a menudo y destruimos toda esperanza de encontrar satisfacción.

UNA NUEVA IDENTIDAD

A pesar de nuestros pecados, hay esperanza en Cristo. El Reino de Dios no funciona como cualquier establecimiento humano. Funciona al revés. No trabajas tu camino a la cima. No ganas la confianza de Dios para entrar en el círculo interno. La salvación es un regalo para los pecadores como tú y yo. Todos los que buscan a Jesús en la fe son bienvenidos. Estas son increíblemente buenas noticias para los que tenemos una enorme carencia de sentido de identidad.

Jesús nos da una nueva identidad cuando ponemos nuestra confianza en Él. Él nos da su justicia y toma nuestros pecados sobre sí mismo — clavándolos en la Cruz en un sacrificio de una vez y para siempre (2 Cor. 5:21, Col. 2:13-14, Hebreos 10:10). Él hace por nosotros lo que no podemos hacer por nosotros mismos. Él redime nuestra personalidad por el bien de su gloria.

Demasiado a menudo, permitimos que el Evangelio descanse ligeramente en nosotros, nunca permeando en las cavidades más profundas de nuestro corazón. Pero cuando la realidad comienza a sostener el peso, sucede algo sorprendente. Nos damos cuenta que no hay nada que demostrar y nada que perder. Cristo es Suficiente para nosotros. Y cuando confiamos en Él, nuestro valor es redefinido.

Si eres un cristiano, las cosas en tu vida no te definen. Tu estado civil no es tu vida. Tampoco lo es tu tamaño de ropa, tu trabajo, o tu educación. No, para el cristiano, Jesús define su valor.

El secreto de la felicidad no se encuentra dentro de ti. Se encuentra buscando fuera de ti mismo, a Jesucristo, y dejarlo redefinirte. Así que este nuevo año, decide conocer a Cristo. Otras buenas intenciones pueden acaparar la atención del público, pero conocer a Cristo cambiará tu vida.

¿Qué te impide encontrar satisfacción?


por: Christel Humfrey

miércoles, 10 de diciembre de 2014

¿Cuál es el secreto del contentamiento?

¿Cuál es el secreto del contentamiento? 



Quiero compartir este artículo del Pastor John MacArthur con cada un@ de ustedes! En la sociedad en que vivimos, es sumamente fácil sufrir de falta de contentamiento. Como hijos de Dios, debemos vivir cada día de nuestras vidas mostrando cuán agradecidos estamos con todo lo que Dios nos provee. Para mí, es sumamente triste y lamentable escuchar hermanos quejarse constantemente y la queja no debe ser un rasgo característico de nuestras vidas cristianas, pues ¿qué mensaje le estamos enviando a los no salvos?





Si usted pertenece a Cristo, como el apóstol Pablo usted puede y debe aprender el secreto del contentamiento. Cuando Pablo escribió, “pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento,” no solamente hablaba filosóficamente (1 Tim. 6:6). Él había aprendido el secreto del contentamiento en cada circunstancia de la vida (Filipenses 4:11-12). Mientras que el secreto se les escapa a varias personas, no se le tiene que escapar al verdadero creyente. Para aquellos que están dispuestos a aprender, aquí hay seis pasos tomados de la vida y la enseñanza de Pablo para poder vivir una vida llena de contentamiento.    
Primero, aprenda a dar gracias en toda ocasión. Pablo había aprendido a dar gracias en cada circunstancia y él exhorto a todo creyente que hiciera lo mismo. Dar gracias, en primer lugar, es cuestión de obediencia (1 Tesalonicenses 5:18; Efesios 5:18), pero también es característico de un creyente lleno del Espíritu (Efesios 5:18-20).   
Segundo, aprenda a descansar en la providencia de Dios. Si en realidad conocemos a Dios, sabemos que está desarrollando su plan para nosotros para nuestro beneficio y Su gloria (vea Romanos 8:28). No deberíamos sorprendernos o ser desagradecidos cuando pasemos por pruebas sabiendo que Dios conoce perfectamente el resultado (vea 1 Pedro 4:12-13). 
Tercero, aprenda a estar satisfecho con lo poco. Pablo había elegido estar satisfecho con lo poco, y sabía que era importante que otros aprendieran a elegir lo mismo. En 1 Timoteo 6:6-8, Pablo exhorto a un joven pastor con estas palabras: “Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto”. Pablo entendía que la codicia y el contentamiento eran mutuamente exclusivos.  
Cuarto, aprenda a vivir por encima de las circunstancias de la vida. Así es como vivió Pablo. En 2 Corintios 12:9-10 el escribió, “Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien es mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.” 
Pablo no encontró placer en el dolor mismo, pero en el poder de Cristo que fue manifestado a través del dolor en tiempos de debilidad, reproches, persecuciones y angustias. Nosotros también deberíamos de encontrar deleite en el poder de Cristo durante tiempos de angustia. 
Quinto, aprenda a depender en el poder y la provisión de Dios. El apóstol Pablo escribió, “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Fil. 4:13); y Jesús dijo que nunca nos dejaría ni nos desampararía (Hebreos 13:5). Como Pablo, nosotros también podemos aprender a depender en la promesa de Cristo. Él fielmente infunde a cada creyente Su propio poder y los sostiene en tiempo de necesidad hasta que reciban la provisión de Su mano (Efesios 3:16). 
Finalmente, preocúpese por el bienestar de otros. El resumen de esto lo hizo Pablo en Filipenses 2:3-4, donde escribió: “Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros”. 
El hombre egoísta es un hombre descontento. Pero el alma del hombre generoso, el hombre que vive por los intereses y el beneficio de otros, tendrá bendición sobre bendición en su vida (vea Proverbios 11:24-25; 19:17; Lucas 6:38; 2 Corintios 9:6). 

Por: Pastor John MacArthur

jueves, 11 de septiembre de 2014

De vuelta a casa, de vuelta al Edén... Parte I: La Caída

“De Vuelta a Casa, de Vuelta al Edén” 

  1. La caída 


     Hace varios meses, estaba escuchando una emisora radial “cristiana”, donde para mi sorpresa, tocaron el tema del rol de la mujer. De las cuatro personas que estaban en el set (entre ellos una mujer), sólo uno estaba reiterando que el "lugar" de la mujer era el hogar y lo decía de manera despectiva; por otro lado, los otros tres estaban de acuerdo (incluyendo la mujer), en que la mujer de este siglo está "llamada" a mucho más que las cuatro paredes de un hogar.

    Mi llamada fue la primera en entrar, yo simplemente no pude permanecer callada. Con base bíblica, expuse el verdadero rol de la mujer: para qué fue diseñada, con qué propósito fue creada por Dios, su roles en la iglesia y en el hogar y en fin, todos quedaron perplejos, no tenían idea de lo que estaba hablando. Seguían haciéndome preguntas, completamente sorprendidos de “que una mujer pensara de esa manera” y estuve al aire por espacio de diez minutos (tal vez fue menos tiempo, para mí fueron eternos). Como era de esperarse en la sociedad en que vivimos, de la segunda llamada en adelante, TODAS las mujeres estuvieron en contra de lo que dije. Todas me mencionaban y me dijeron desde legalista hasta: “debe ser una pobre ignorante sin estudios que no ha podido hacer nada más con su vida”. Lo triste de todo, es que no es conmigo su desacuerdo, rebeldía, desprecio, sino con la Palabra de Dios, la Biblia. 

   Si Dios no me  hubiera salvado por Su gracia, hubiera vivido toda mi vida engañada de la misma manera que todas esas mujeres que llamaron al programa radial después de mí. Jamás hubiera creído y jamás hubiera aceptado esta hermosa verdad que solo es capaz de ser apreciada cuando el Espíritu Santo abre tus ojos a la Verdad de Dios. Vivía una vida totalmente egocéntrica, de espaldas a Dios, buscando con todas mis ansias el “éxito" que este mundo ofrece. Estudiaba, estudiaba, estudiaba y trabajaba al mismo tiempo para satisfacer todos mis deseos egoístas y quería alcanzar el máximo grado en mis estudios para no tener que “depender” de un hombre por el resto de mi vida. Cuando Dios decidió salvarme, me encontraba cursando un doctorado, a solo pasos de tener todo lo que mi corazón depravado había anhelado y, aunque deseaba tener una familia, mi profesión sería lo primero en mi vida, pues me habían presentado en bandeja de plata (en el mismo salón de clases), otra de las grandes mentiras de Satanás: “calidad es mejor que cantidad en la crianza de los hijos”. Así que pensaba que dos horas al día que le dedicara a mi familia, serían suficientes…sin saber que me dirigía a la misma perdición. 

    Es difícil, haber sido criadas en una cultura donde te enseñan a perseguir tus sueños, tus metas; donde te instan a ser exitosa, “profesional” y por eso recalco: solo el Espíritu Santo puede hacernos ver y aceptar la voluntad de Dios descrita en Su Palabra. Miles de mujeres que dicen ser cristianas, no conocen su rol y cuando se les habla de cuál es, se sienten totalmente ofendidas. Una de las mayores excusas que utilizan es que la Biblia fue escrita para una cultura en particular; otras dicen que Pablo era un machista y otras, que la Biblia está llena de errores, unos versículos sí son válidos y otros no (es un tema completamente distinto y considero importante que lo estudiemos en otra ocasión). Pero el punto clave aquí es que la tesis básica del feminismo no se originó en la sociedad moderna y no fue producida por las simples ambiciones egocéntricas de mujeres contemporáneas  que quieren ser libres para ser cualquier cosa que quieran ser y hacer todo lo que quieran hacer. El feminismo radical no es un fenómeno exclusivo del siglo veinte  ni el producto del movimiento igualitario occidental. El programa del activismo  feminista es antiguo y en su raíz es satánico. Constituye una herejía  originaria que forma parte de la estrategia de Satanás para menoscabrar y destruir el plan de Dios para la humanidad (MacArthur 1996). 

       Creo que todos están de acuerdo (y me refiero a los inconversos), de que esta sociedad va en picada. Todos están conscientes de que algo no está funcionando pero cuando le explicas qué es lo que pasa, no están dispuestos a pagar el precio. El segundo presidente de los Estados Unidos, John Adams, dijo: “De todo lo que he leído sobre historia y gobierno, sobre la vida humana y los modales, he llegado a la siguiente conclusión: Los modales de las mujeres son el barómetro más infalible para averiguar el grado de moralidad y virtud de una nación. Los judíos, los griegos, los romanos, los suizos, los holandeses, todos perdieron su espíritu público y sus formas republicanas de gobierno, cuando sus mujeres perdieron el recato y las virtudes domésticas”. Tenía toda la razón, pero esto es algo que se remonta, no sólo a una época en particular, sino al Jardín del Edén. Allí, la primera mujer se rebeló contra Dios y contra su esposo. Cuando ella eligió seguir su propio camino independiente, condujo a la raza entera al pecado e hizo que el primer complot de Satanás contra la familia y el matrimonio, resultara completamente efectivo.

      Muchas mujeres piensan, equivocadamente claro, que el liderazgo del hombre y la sumisión de la mujer, vinieron a causa de la caída. No, no fue así, Dios creó primero al hombre y luego creó a la mujer para que ésta fuera su ayuda idónea (Génesis 2:18). Ese fue el diseño original de Dios, no  el resultado de la caída. Como consecuencia de la desobediencia de Eva al mandato de Dios y su enorme error de no haber consultado con su esposo acerca de la tentación, Dios le dijo: “Multiplicaré en gran manera los dolores de tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti” (Génesis 3:16). Cabe recalcar que el “deseo" del que se habla aquí no es de índole sexual, ya que Eva los tenía por Adán antes de la caída, pues Dios había creado a Eva como ayuda idónea de Adán para su satisfacción mutua. Más bien, se trata del mismo deseo al que se hace referencia en el capítulo siguiente, donde se emplea la misma palabra griega (t’ shûqâ), que proviene de la raíz arábica que significa “forzar, urgir, procurar tener control sobre otro”. La maldición sobre Eva, fue que de allí en adelante el deseo de una mujer sería usurpar el lugar del hombre como cabeza, y que él a su vez se opondría a ese deseo y ejercería todavía con más firmeza su control sobre ella. Y la palabra hebrea que se traduce aquí como “enseñorear”, no es la misma que se emplea en Génesis 1:28 y se traduce “señorear”, lo que quiere decir que representa un nuevo tipo de autoritarismo que no estaba en el plan original de Dios del hombre como cabeza. 

Expresado de una manera más sencilla en palabras de John MacArthur: “Con la caída y su maldición vino la distorsión de la sumisión apropiada de la mujer y la autoridad apropiada del hombre. Allí es donde empezó la guerra de los sexos y donde tuvieron origen el chauvinismo masculino y la liberación femenina. Las mujeres tienen una propensión pecaminosa a usurpar la autoridad de los hombres, y los hombres tienen una propensión pecaminosa a poner las mujeres debajo de sus pies”. 


   Este fue el decreto divino de Dios sobre la humanidad. Por lo tanto, se necesita una manifestación de gracia en Cristo mediante el poder del Espíritu Santo para restaurar el orden y la armonía originales de la creación. Mediante Cristo, Dios nos da la capacidad de poder llevar a cabo nuestro rol, de la manera en que fue diseñado por Dios. Y eso no podrá ser palpable en nuestras vidas si no conocemos la Biblia, su historia y lo que Dios demanda de nosotros. "Sólo podrás tener realización como mujer cuando estés funcionando conforme a tu naturaleza creada. Codiciar el papel de liderazgo de él es codiciar algo que no hará feliz a Dios, ni a ti, ni a él. Tu naturaleza femenina no puede ser remodelada para el papel masculino sin que el diseño original sufra daño permanente" (D. Pearl) 

Gracia y Paz en Jesucristo

martes, 9 de septiembre de 2014

Vida o Muerte




    Creo que es de suma relevancia comenzar este blog con este artículo. Lo escribí hace varios meses y es una invitación a examinar nuestras vidas. ¿Realmente eres salva? Este es, absolutamente, el punto de partida. Si no lo eres, te costará demasiado trabajo asimilar el rol bíblico de la mujer porque la Biblia es contracultural. Solo por la gracia de nuestro Dios, podemos llegar a ejercer el rol para el cual fuimos creadas. Es el Espíritu Santo quien abre nuestros ojos; quien hace que los pecadores  puedan ver que la Escritura (la Biblia) es en verdad la Palabra de Dios y quien nos capacita para obedecer Sus mandamientos. 

    ¿Has pensado en lo rápido que pasa el tiempo? ¿Has tomado un momento de tu afanada vida, para meditar en lo corta que verdaderamente es? En la Palabra de Dios (la Biblia), encontramos versículos que tratan acerca de este tema y que a la vez nos motivan a redimir nuestro tiempo estando conscientes de ello. En Santiago 4:14 leemos: “La vida de ustedes es como la neblina del amanecer: aparece un rato y luego se esfuma”; en Salmos 144:4 dice: “(los hombres) son como un suspiro; sus días son como una sombra pasajera” y en Job 7:7, el mismo Job le dice a Dios: “Oh, Dios, recuerda que mi vida es apenas un suspiro”. La vida es un soplo, ¿te has preguntado qué pasará contigo después de ella?

     La inmensa mayoría de las personas vive en una incertidumbre constante, pero aun así, como nada es “seguro” no les interesa que pasa con las personas después de la muerte. La Biblia es bastante clara cuando nos dice en Hebreos 9:27: “Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran UNA SOLA VEZ, y después de esto el juicio”. No hay lugar para purgatorio, reencarnación y tantas otras cosas que el ser humano se inventa para escapar a esta realidad. Los que estamos en Cristo, sabemos con certeza qué nos espera después de la muerte y también, que le espera al hombre que no ha depositado su confianza en Jesucristo. Mucho se habla de Juan 3:16, pero en Juan 3:36 encontramos una aseveración que no todos quieren creer o más bien, prefieren evitar; “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él”.
Quiero explicar, qué es poner tu confianza en Jesucristo y qué es creer en Él, porque muchos piensan que “creen” y lamentablemente no es así. El Evangelio significa Buenas Nuevas, buenas noticias, pero alguna vez, ¿has escuchado las malas? ¿Sabías que todas las personas rechazan a Dios? (Romanos 3:10-18) Como está escrito: No hay JUSTO, ni aun UNO; no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, NO HAY NI SIQUIERA UNO. Sepulcro abierto es su garganta; con su lengua engañan. Veneno de áspides hay debajo de sus labios; su boca está llena de maldición y de amargura. Sus pies se apresuran para derramar sangre; quebranto y desventura hay en sus caminos; y no conocieron camino de paz. NO HAY TEMOR DE DIOS delante de sus ojos. Si pensabas que no eras tan “malo” como otros, la Biblia dice que no hay justo, ni siquiera uno. 


    ¿Sabías que toda la gente es culpable delante de Dios? Dice David Platt en su libro "Radical": “No hay gente inocente a la espera de oír el Evangelio. En cambio, en todo el mundo hay gente culpable ante un Dios santo, y solo por eso necesitan el Evangelio”. El texto de Romanos citado anteriormente nos asegura que es así. Hay una noticia aun peor: Toda la gente está CONDENADA por rechazar a Dios, al Dios verdadero, al Dios de la Biblia y no hay absolutamente NADA que podamos hacer para cambiar eso. Podrás intentar hacer “buenas obras”, podrás buscar “agradar” a Dios cada día y eso no es suficiente, no es ni siquiera válido. Cuando pecas, ¿no estás consciente de que estás pecando ante un Dios tres veces Santo que no se complace en la maldad y que ABORRECE a todos los que hacen iniquidad? (Salmos 5:4-5). Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas, pues en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo; porque tú que juzgas haces lo mismo. Mas sabemos que el juicio de Dios contra los que practican tales cosas es según verdad. ¿Y piensas esto, oh hombre, tú que juzgas a los que tal hacen, y haces lo mismo, que tú escaparás del juicio de Dios? ¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longaminidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento? Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti IRA PARA EL DÍA DE LA IRA y de la revelación del justo juicio de Dios, el cual pagará a cada uno conforme a sus obras: vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad, pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia; tribulación y angustia sobre todo ser humano que hace lo malo (Romanos 2:1-9). Esas son las malas noticias, pero no se queda ahí, ahora te daré la Buena Nueva.

Dios ha provisto un medio de salvación para los perdidos. (Romanos 3:21-26) Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para TODOS LOS QUE CREEN EN ÉL. Porque no hay diferencia, por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados GRATUITAMENTE POR SU GRACIA, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en Su sangre, para manifestar Su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que Él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús.
No hay nada que podamos hacer para ser salvos, por lo tanto, Jesucristo vino al mundo a vivir la vida que tú y yo nunca hubiésemos podido vivir. En la Cruz del Calvario, recibió la ira de Dios que sería derramada sobre nosotros por toda una eternidad en el infierno… Él tomó nuestro lugar y por eso, la fe en Cristo es el único medio por el cual podemos ser salvos. “Justificados, pues, por la fe, tenemos PAZ PARA CON DIOS por medio de NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO”.
Hoy aun tienes vida, hoy hay esperanza, HOY ES EL DÍA DE SALVACIÓN. Es un asunto de vida o muerte… de vida eterna o condenación eterna. "Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?"

viernes, 5 de septiembre de 2014

Propósito de Hijas de Sara



"Hijas de Sara" fue creado con el propósito de educar y/o alentar a las mujeres cristianas, a conocer y poner en práctica su rol bíblico. Fuimos dis
eñadas por Dios para cumplir unas funciones en específico; ser ayudas idóneas de nuestros esposos; ser cuidadoras de nuestra casa, ser maestras de nuestros hijos, ser prudentes, castas, buenas, sujetas a nuestros maridos y todo ésto, para que la Palabra de Dios (la Biblia), no sea blasfemada (Tito 2:5). Por lo tanto; "Hijas de Sara" fue creado, como un grito de esperanza para poder recuperar (una ama de casa a la vez), la feminidad bíblica que tanto se ha visto nublada debido al gran impacto del feminismo moderno. 

Esposas, que la belleza de ustedes no sea la externa, que consiste en adornos tales como peinados ostentosos, joyas de oro y vestidos lujosos. Que su belleza sea más bien la incorruptible, la que procede de lo íntimo del corazón y consiste en un espíritu suave y apacible. Ésta sí que tiene mucho valor delante de Dios. Así se adornaban en tiempos antiguos las santas mujeres que esperaban en Dios, cada una sumisa a su esposo. Tal es el caso de Sara, que obedecía a Abraham y lo llamaba su señor. Ustedes son hijas de ella si hacen el bien y viven sin ningún temor.
1 Pedro 3:3-6

La Gracia del Dominio Propio



Hace varias semanas leí una cita de Elizabeth George, que verdaderamente me impactó: "Como cristianos, debemos vivir con moderación. Debemos desarrollar una actitud desapasionada hacia la comida, las pasiones, las posesiones, y las emociones. NADA debe controlarnos. En su lugar, debemos tener control sobre TODO. Y gracias sean dadas a Dios por proveernos la gracia del dominio propio".

Me sentí confrontada. Me examiné y comencé a cuestionarme qué estaba haciendo mal. Antes de haber leído esa cita, me fijaba metas, casi todos los días, y escribía una lista interminable de cosas que debía hacer y las que no... todo, para llegar cada noche a la cama con la esperanza de hacer las cosas bien el próximo día. Y el ciclo volvía a repetirse una y otra vez. Comencé un estudio sobre qué dice la Palabra de Dios (la Biblia), acerca del dominio propio y no pude hacer más que arrepentirme. Es simple, y no lo podía ver; estaba intentando tener dominio propio en mis propias fuerzas... jamás lo iba a lograr.

En el capítulo 3 de la segunda carta de Pablo a Timoteo, Pablo advierte a Timoteo sobre las cualidades que caracterizarán a los hombres en los postreros días. En el versículo tres, encontramos la palabra "intemperante", que quiere decir "desenfrenado" "sin control de sí mismo". ¿No es eso acaso, lo que vemos alrededor de nosotros? ¿No es el desenfreno, lo que caracteriza a nuestra sociedad? Ciertamente, y como cristianos, no podemos ser igual a los de afuera. De hecho, Pablo le advierte a Timoteo que a tales hombres, evite.

Por otro lado, Proverbios 25:28 dice: "Como ciudad derribada y sin muro es el hombre cuyo espíritu no tiene rienda". ¿Te haz preguntado para qué sirven los muros en una ciudad? Sin muros, estamos expuestos, vulnerables, sin defensa. Sin protección, estamos propensos a caer en tentaciones y a sucumbir a cualquier pensamiento negativo que atraviese nuestra mente. Sin embargo, en el mismo Proverbios 16:32, encontramos que más vale dominarse a sí mismo que conquistar ciudades.

En el Nuevo Testamento podemos ver que cada vez que son mencionados los requisitos que caracterizan a un creyente, en todos encontramos el "dominio propio". Algo que aprendí también, es que a lo largo del Nuevo Testamento, encontramos verbos tales como: luchar, continuar, alcanzar, correr, etcétera, que nos demuestran que en nuestra vida cristiana debemos ser consistentes. No se trata de tener dominio propio por algunos meses, y después volver a lo mismo otra vez. Nuestro caminar cristiano no se debe caracterizar por falsos comienzos, dietas pasajeras, ni destellos de disciplina seguidos de largos períodos donde nos permitamos tener excesos o descuidos. Los verbos en estos versículos nos alientan a aceptar que la administración de la vida cristiana es un "maratón" que se caracteriza por un ritmo de trote largo, sostenido y constante que se requiere para correr la disciplinada carrera de una vida de dedicación y servicio a Dios (parafraseado, E.G.).

He visto un cambio enorme en mi vida en estas pasadas semanas. Sigo haciendo mi lista (que ya se está convirtiendo en mi estilo de vida), pero esta vez se la entrego a Dios en oración, reconociendo que sin Él nada puedo hacer. " Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía sino de poder, de amor y de dominio propio" (2 Timoteo 1:7)... "Y gracias sean dadas al Padre por proveernos la gracia del dominio propio"!

Gracia y Paz en Jesucristo!