viernes, 5 de septiembre de 2014

La Gracia del Dominio Propio



Hace varias semanas leí una cita de Elizabeth George, que verdaderamente me impactó: "Como cristianos, debemos vivir con moderación. Debemos desarrollar una actitud desapasionada hacia la comida, las pasiones, las posesiones, y las emociones. NADA debe controlarnos. En su lugar, debemos tener control sobre TODO. Y gracias sean dadas a Dios por proveernos la gracia del dominio propio".

Me sentí confrontada. Me examiné y comencé a cuestionarme qué estaba haciendo mal. Antes de haber leído esa cita, me fijaba metas, casi todos los días, y escribía una lista interminable de cosas que debía hacer y las que no... todo, para llegar cada noche a la cama con la esperanza de hacer las cosas bien el próximo día. Y el ciclo volvía a repetirse una y otra vez. Comencé un estudio sobre qué dice la Palabra de Dios (la Biblia), acerca del dominio propio y no pude hacer más que arrepentirme. Es simple, y no lo podía ver; estaba intentando tener dominio propio en mis propias fuerzas... jamás lo iba a lograr.

En el capítulo 3 de la segunda carta de Pablo a Timoteo, Pablo advierte a Timoteo sobre las cualidades que caracterizarán a los hombres en los postreros días. En el versículo tres, encontramos la palabra "intemperante", que quiere decir "desenfrenado" "sin control de sí mismo". ¿No es eso acaso, lo que vemos alrededor de nosotros? ¿No es el desenfreno, lo que caracteriza a nuestra sociedad? Ciertamente, y como cristianos, no podemos ser igual a los de afuera. De hecho, Pablo le advierte a Timoteo que a tales hombres, evite.

Por otro lado, Proverbios 25:28 dice: "Como ciudad derribada y sin muro es el hombre cuyo espíritu no tiene rienda". ¿Te haz preguntado para qué sirven los muros en una ciudad? Sin muros, estamos expuestos, vulnerables, sin defensa. Sin protección, estamos propensos a caer en tentaciones y a sucumbir a cualquier pensamiento negativo que atraviese nuestra mente. Sin embargo, en el mismo Proverbios 16:32, encontramos que más vale dominarse a sí mismo que conquistar ciudades.

En el Nuevo Testamento podemos ver que cada vez que son mencionados los requisitos que caracterizan a un creyente, en todos encontramos el "dominio propio". Algo que aprendí también, es que a lo largo del Nuevo Testamento, encontramos verbos tales como: luchar, continuar, alcanzar, correr, etcétera, que nos demuestran que en nuestra vida cristiana debemos ser consistentes. No se trata de tener dominio propio por algunos meses, y después volver a lo mismo otra vez. Nuestro caminar cristiano no se debe caracterizar por falsos comienzos, dietas pasajeras, ni destellos de disciplina seguidos de largos períodos donde nos permitamos tener excesos o descuidos. Los verbos en estos versículos nos alientan a aceptar que la administración de la vida cristiana es un "maratón" que se caracteriza por un ritmo de trote largo, sostenido y constante que se requiere para correr la disciplinada carrera de una vida de dedicación y servicio a Dios (parafraseado, E.G.).

He visto un cambio enorme en mi vida en estas pasadas semanas. Sigo haciendo mi lista (que ya se está convirtiendo en mi estilo de vida), pero esta vez se la entrego a Dios en oración, reconociendo que sin Él nada puedo hacer. " Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía sino de poder, de amor y de dominio propio" (2 Timoteo 1:7)... "Y gracias sean dadas al Padre por proveernos la gracia del dominio propio"!

Gracia y Paz en Jesucristo!

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