“De Vuelta a Casa, de Vuelta al Edén”
- La caída
Hace varios meses, estaba escuchando una emisora radial “cristiana”, donde para mi sorpresa, tocaron el tema del rol de la mujer. De las cuatro personas que estaban en el set (entre ellos una mujer), sólo uno estaba reiterando que el "lugar" de la mujer era el hogar y lo decía de manera despectiva; por otro lado, los otros tres estaban de acuerdo (incluyendo la mujer), en que la mujer de este siglo está "llamada" a mucho más que las cuatro paredes de un hogar.
Mi llamada fue la primera en entrar, yo simplemente no pude permanecer callada. Con base bíblica, expuse el verdadero rol de la mujer: para qué fue diseñada, con qué propósito fue creada por Dios, su roles en la iglesia y en el hogar y en fin, todos quedaron perplejos, no tenían idea de lo que estaba hablando. Seguían haciéndome preguntas, completamente sorprendidos de “que una mujer pensara de esa manera” y estuve al aire por espacio de diez minutos (tal vez fue menos tiempo, para mí fueron eternos). Como era de esperarse en la sociedad en que vivimos, de la segunda llamada en adelante, TODAS las mujeres estuvieron en contra de lo que dije. Todas me mencionaban y me dijeron desde legalista hasta: “debe ser una pobre ignorante sin estudios que no ha podido hacer nada más con su vida”. Lo triste de todo, es que no es conmigo su desacuerdo, rebeldía, desprecio, sino con la Palabra de Dios, la Biblia.
Si Dios no me hubiera salvado por Su gracia, hubiera vivido toda mi vida engañada de la misma manera que todas esas mujeres que llamaron al programa radial después de mí. Jamás hubiera creído y jamás hubiera aceptado esta hermosa verdad que solo es capaz de ser apreciada cuando el Espíritu Santo abre tus ojos a la Verdad de Dios. Vivía una vida totalmente egocéntrica, de espaldas a Dios, buscando con todas mis ansias el “éxito" que este mundo ofrece. Estudiaba, estudiaba, estudiaba y trabajaba al mismo tiempo para satisfacer todos mis deseos egoístas y quería alcanzar el máximo grado en mis estudios para no tener que “depender” de un hombre por el resto de mi vida. Cuando Dios decidió salvarme, me encontraba cursando un doctorado, a solo pasos de tener todo lo que mi corazón depravado había anhelado y, aunque deseaba tener una familia, mi profesión sería lo primero en mi vida, pues me habían presentado en bandeja de plata (en el mismo salón de clases), otra de las grandes mentiras de Satanás: “calidad es mejor que cantidad en la crianza de los hijos”. Así que pensaba que dos horas al día que le dedicara a mi familia, serían suficientes…sin saber que me dirigía a la misma perdición.
Es difícil, haber sido criadas en una cultura donde te enseñan a perseguir tus sueños, tus metas; donde te instan a ser exitosa, “profesional” y por eso recalco: solo el Espíritu Santo puede hacernos ver y aceptar la voluntad de Dios descrita en Su Palabra. Miles de mujeres que dicen ser cristianas, no conocen su rol y cuando se les habla de cuál es, se sienten totalmente ofendidas. Una de las mayores excusas que utilizan es que la Biblia fue escrita para una cultura en particular; otras dicen que Pablo era un machista y otras, que la Biblia está llena de errores, unos versículos sí son válidos y otros no (es un tema completamente distinto y considero importante que lo estudiemos en otra ocasión). Pero el punto clave aquí es que la tesis básica del feminismo no se originó en la sociedad moderna y no fue producida por las simples ambiciones egocéntricas de mujeres contemporáneas que quieren ser libres para ser cualquier cosa que quieran ser y hacer todo lo que quieran hacer. El feminismo radical no es un fenómeno exclusivo del siglo veinte ni el producto del movimiento igualitario occidental. El programa del activismo feminista es antiguo y en su raíz es satánico. Constituye una herejía originaria que forma parte de la estrategia de Satanás para menoscabrar y destruir el plan de Dios para la humanidad (MacArthur 1996).
Creo que todos están de acuerdo (y me refiero a los inconversos), de que esta sociedad va en picada. Todos están conscientes de que algo no está funcionando pero cuando le explicas qué es lo que pasa, no están dispuestos a pagar el precio. El segundo presidente de los Estados Unidos, John Adams, dijo: “De todo lo que he leído sobre historia y gobierno, sobre la vida humana y los modales, he llegado a la siguiente conclusión: Los modales de las mujeres son el barómetro más infalible para averiguar el grado de moralidad y virtud de una nación. Los judíos, los griegos, los romanos, los suizos, los holandeses, todos perdieron su espíritu público y sus formas republicanas de gobierno, cuando sus mujeres perdieron el recato y las virtudes domésticas”. Tenía toda la razón, pero esto es algo que se remonta, no sólo a una época en particular, sino al Jardín del Edén. Allí, la primera mujer se rebeló contra Dios y contra su esposo. Cuando ella eligió seguir su propio camino independiente, condujo a la raza entera al pecado e hizo que el primer complot de Satanás contra la familia y el matrimonio, resultara completamente efectivo.
Muchas mujeres piensan, equivocadamente claro, que el liderazgo del hombre y la sumisión de la mujer, vinieron a causa de la caída. No, no fue así, Dios creó primero al hombre y luego creó a la mujer para que ésta fuera su ayuda idónea (Génesis 2:18). Ese fue el diseño original de Dios, no el resultado de la caída. Como consecuencia de la desobediencia de Eva al mandato de Dios y su enorme error de no haber consultado con su esposo acerca de la tentación, Dios le dijo: “Multiplicaré en gran manera los dolores de tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti” (Génesis 3:16). Cabe recalcar que el “deseo" del que se habla aquí no es de índole sexual, ya que Eva los tenía por Adán antes de la caída, pues Dios había creado a Eva como ayuda idónea de Adán para su satisfacción mutua. Más bien, se trata del mismo deseo al que se hace referencia en el capítulo siguiente, donde se emplea la misma palabra griega (t’ shûqâ), que proviene de la raíz arábica que significa “forzar, urgir, procurar tener control sobre otro”. La maldición sobre Eva, fue que de allí en adelante el deseo de una mujer sería usurpar el lugar del hombre como cabeza, y que él a su vez se opondría a ese deseo y ejercería todavía con más firmeza su control sobre ella. Y la palabra hebrea que se traduce aquí como “enseñorear”, no es la misma que se emplea en Génesis 1:28 y se traduce “señorear”, lo que quiere decir que representa un nuevo tipo de autoritarismo que no estaba en el plan original de Dios del hombre como cabeza.
Expresado de una manera más sencilla en palabras de John MacArthur: “Con la caída y su maldición vino la distorsión de la sumisión apropiada de la mujer y la autoridad apropiada del hombre. Allí es donde empezó la guerra de los sexos y donde tuvieron origen el chauvinismo masculino y la liberación femenina. Las mujeres tienen una propensión pecaminosa a usurpar la autoridad de los hombres, y los hombres tienen una propensión pecaminosa a poner las mujeres debajo de sus pies”.
Este fue el decreto divino de Dios sobre la humanidad. Por lo tanto, se necesita una manifestación de gracia en Cristo mediante el poder del Espíritu Santo para restaurar el orden y la armonía originales de la creación. Mediante Cristo, Dios nos da la capacidad de poder llevar a cabo nuestro rol, de la manera en que fue diseñado por Dios. Y eso no podrá ser palpable en nuestras vidas si no conocemos la Biblia, su historia y lo que Dios demanda de nosotros. "Sólo podrás tener realización como mujer cuando estés funcionando conforme a tu naturaleza creada. Codiciar el papel de liderazgo de él es codiciar algo que no hará feliz a Dios, ni a ti, ni a él. Tu naturaleza femenina no puede ser remodelada para el papel masculino sin que el diseño original sufra daño permanente" (D. Pearl)
Gracia y Paz en Jesucristo